martes, 21 de noviembre de 2006

Marcado por la muerte

-“Este niño tuyo es especial” le dijo la partera a mi madre con voz de susurro y misterio el día en que vine al mundo, “esta marcado por la muerte”. Continuo con el mismo tono, “a él le pertenece la cruz de jade”. “¡jamás!” grito mi madre tomándome entre brazos y saliendo de ahí corriendo.

Un día común nací entre la sierra. “el día de la muerte” dijo Xochilcital, la Nahual del pueblo. La mañana que fui a preguntarle sobre mi futuro, ella me dijo “El dios Mitlante te llama, el inframundo es su reino y tú su guerrero en éste mundo, un quetzal me cantó al oído el futuro de tu grandeza” con voz de ultratumba y arrojando una piedra al centro de la fogata que teníamos en medio de ambos dijo, “eres el elegido de la muerte, los Bacabs que sostienen el cielo en los cuatro puntos del mundo te levantara a la morada de Quetzalcoatl”. “¿Qué es eso de la cruz de jade?”- le pregunte con curiosidad, ya que un día mi hermano José enojado me grito “¡mi madre te consiente demasiado! ! Te cuida como si deberás te fuera a tomar la cruz de jade ¡”.

Yo era muy chico así que no supe que me quería decir, mas a lo largo de mi vida seguí escuchando entre silencio y murmullos esas palabras “cruz de jade” como ocultas “cruz de jade”, como hipnotizantes “cruz de jade”. Como llamándome “cruz de Jade”.

“¿Qué es la cruz de jade?” la volví a interrogar con cada vez mas curiosidad. “Es un amuleto” me dijo ella, pasándose su negro y largo pelo detrás de la oreja con sus dedos, “es una joya y te pertenece, pero hay algo muy importante de la cruz que debes saber, nunca....” en ese momento mi madre enojada tumbo la puerta de la choza de Xochilcital, me tomo bruscamente de los cabellos y me saco de ahí.

Pues este soy yo Juan Felipe Hurtado Romero, hijo de Juan Hurtado y María Romero. Nací un 2 de noviembre en San Andrés Cempatitlán, “la tierra de los muertos”. Desde que tengo fuerza y uso de razón trabajo en “La Siembra Verde”, la ex hacienda Romero, dotada de mis abuelos a mi padre el día que se caso con su hija María Romero, mi madre.

“La Siembra Verde” esta a unos kilómetros de Cempatitlán. Más escondida en la sierra que el pueblo mismo, cerca del cerro del “Troncon Seco”. Con sus plantíos regados por todos los cerros de alrededor y camuflados con la vegetación local. Siembras variadas desde altas y hermosas rosas rojas, blancas y púrpuras, hasta matas verdes de mi estatura con flores rojas que había cerca de “el cerro mojado”. Ese es el cultivo de “La Siembra Verde”, este soy yo. Vivo aquí en Cempatitlán desde que tengo memoria.

Hace como dos años, una noche brumosa y negra como la boca de un lobo, me cito Xochilcital a su jacal. Poniendo una argolla hecha de piedras de Jade en mi muñeca izquierda, me dijo con un tono profundo y misterioso – “esto te protegerá mientras el amuleto no te llame”- con miedo y felicidad lo acepte. -“hasta que tu destino deje de estar sellado en el nombre de tu ser”-continuo con su mismo tono de ultratumba -“y la cruz de jade te rechace y te maldiga, tu espíritu deje de servirle al Dios Mitlante, y el inframundo te llame. Me veraz una ciclo de luna antes de que ocurra”- y desapareció entre una nube de polvo y humo de copal. Salí de hay con el miedo rondándome el alma, pero feliz. Me fui directo a la plaza del pueblo a presumir mi pulsera de piedras verdes; desde aquel día por presumido me llaman “el jade”. Juan Felipe “el jade”. Que ironía.

Algunos meses después de que me dieran mi pulsera y la Nahual desapareciera, empezaron a pasar cosas raras. Mi padre Juan Hurtado se fue pa´l norte sin razón alguna. Una tarde llego con la cara de susto como si el mismo demonio se le hubiese aparecido entre la sierra, traía el caballo mas fuerte y veloz que teníamos“El Negro”. Mas esta vez la prisa de mi padre pudo como el vigor de “El Negro” pues venia jadeando de lo cansado que había sido la reventada que la había puesto.

Al llegar mi padre a la “Siembra Verde”, se bajo del caballo y corrió como alma que lleva el diablo a su cuarto. Tomó unos cambios de ropa, los guardo en una de las del par de viejas maletas, que le habían regalado hace como veinte años una navidad mis abuelos, y se fue. Solo grito tartamudeando en su loca carrera hacia Cempatitlán, -“¡me...me voooy pa´l Norte, a a a a pro...Probar suerte!”-. Se fue en la camioneta Azul que acabamos de comprar hacia una semana en la capital, la tomo y se alejo entre una nube de polvo y desesperación.

Después supimos que habían encontrado la camioneta dentro de un arroyo cerca de la frontera. Fue encontrada con la cabina aplastada, los vidrios hechos polvo, y el cofre destrozado a balazos, y una mano humana con el anillo de oro de mi padre en la guantera; fue lo último que supimos de él.

Al saberlo Jorge, mi hermano el más grande, enloqueció y gritando con rabia dijo – “Juan no esta muerto”- y se largo a la frontera de la misma forma que lo había echo mi padre semanas atrás. Solamente quedamos en “La Siembra Verde”; Martín, José Juan, mi madre María y yo Juan Felipe, que nos hacemos cargo de ella, de tratar con compradores de hierba tranzas y con “verdes” federales tercos que zorrean el cerro a cada rato buscando nuestros plantíos. Como si fueran algo malo.

5 comentarios:

Carlos Efrén dijo...

Saludo con agrado este inicio de blog de esta historia que es interesante.
Enhorabuena y mucha suerte para el largo camino que te espera.
Un abrazo

Rocio Garcia Franco dijo...

Tienes 17 años?...
Vaya, asombroso me encanto tu cuento, esta super bien y muy entretenido, me gusta la forma en que escribes. Felicidades y en horabuena.

Cihualpilli dijo...

La historia continuara? o ya ahí quedó, digo, no porque esté incompleta pero aun deja una interrogante para escribir muchas otras páginas.
Felicidades.

Luis Rangel Garcia dijo...

LA VERDAD ES UNA HISTORIA CONTINUA..
POR AL QUE LE INTERESE YA ESTA EL SEGUNDO CAPITULO

Luis Rangel Garcia dijo...

AHH¡¡¡ Y APROVECHANDO EL COMERCIAL TENGO OTRO BLOG DE VARIOS ESCRITOS...UNA ARENGA DE LETRAS...
ESTA EN LOS ENLACES BAJO EL NOMBRE DE
HISTORIAS Y LETRAS